
Prensa Suscerte/Maya Cabezas.- «Independencia no es solo desarrollar nuestras tecnologías, hay que decidir qué nos mueve y hacia dónde debe ir la tecnología que necesitamos. Preguntarnos qué tecnologías requerimos para vivir bien ―o para la felicidad plena, como decía el comandante Chávez―; de lo contrario, caeríamos en la trampa de un «progreso» científico-técnico ilimitado, insostenible para el planeta», subraya Carlos Parra, superintendente de Servicios de Certificación Electrónica, tras iniciar el debate de las 7 Transformaciones para una Venezuela soberana.
El ex jefe de operaciones del Proyecto Canaima, una distribución GNU/Linux venezolana, señala que no se trata solo de planificar el desarrollo de tecnologías que satisfagan nuestras necesidades, sino de desarrollar tecnologías de acuerdo con nuestras culturas originarias, desde cosmovisiones distintas a la lógica que rige a la tecnología moderna que hoy destruye la Tierra.
A juicio de este desarrollador de aplicaciones informáticas, este ejercicio de «producir la tecnología que necesitamos pasa por no utilizar tecnologías cerradas, que impidan la socialización del conocimiento asociado a las tecnologías. Incluso, debemos ser capaces de problematizar el concepto de «necesidades» que tenemos, pues hay cosas que creemos que son necesidades, pero solo son invenciones de necesidades o satisfactores que responden a la dinámica capitalista en la que estamos inmersos y a la forma de pensar de la modernidad/colonialidad».
Desaprender para aprender
Al hablar sobre las transformaciones que requiere el país, el máximo representante de la Superintendencia de Servicios de Certificación Electrónica (Suscerte), también presidente del Centro Nacional de Tecnologías de Información (CNTI), hace un repaso crítico de las implicaciones que supone repensar la independencia tecnológica, desde la contradicción que supone estar «domesticados» por la cultura dominante (la cultura moderna/capitalista), producto de siglos de colonialidad; un asunto fundamental para comprender las mediaciones presentes en los cambios: «El colonialismo obstaculiza y entorpece una reflexión verdadera de los pueblos en las discusiones sobre las transformaciones científico- técnicas, y las implicaciones éticas; ya que, producto de este proceso de colonialidad, partimos del marco de interpretación moderno en el cual no existe un reconocimiento real de otras lógicas culturales que tienen alternativas frente al modelo colonial».
Desde un diálogo franco, este gestor de políticas públicas tecnológicas explica que el punto de inflexión para una transformación real es desaprender para aprender: «Este ejercicio supone ir a nuestras raíces y retomar las culturas de los pueblos originarios de nuestros territorios, y su respeto por la madre tierra. Solo viéndonos en comunidad, podemos lograr la independencia tecnológica de ese coloniaje que, además de convertirnos en usuarios de tecnologías destructoras de la vida, nos lleva a reproducir tecnologías que contienen los antivalores capitalistas».
Este tecnólogo caraqueño alerta que, mientras no cambiemos la cosmovisión desde donde concebimos las relaciones humanas, la política, la producción, la ciencia, la tecnología, la educación, no podremos alcanzar la soberanía plena: «Algunos dicen que es una utopía, pero no hay otro camino: hay que cambiar el sistema moderno/capitalista. Esta cultura dominante es contraria a los deseos de libertad de los pueblos y a la filosofía de los pueblos originarios que afirma «la Tierra no nos pertenece»; por lo cual debemos cuidarla, como fuente de vida».
Espíritu indómito de Zamora sigue presente en la lucha por la soberanía
El tecnólogo venezolano Carlos Parra hace hincapié en que recuperar nuestras culturas es encontrarnos con la conciencia histórica de la necesidad de producir una nueva realidad, que tenga como centro la reproducción de la vida en el orbe: «Este compromiso plantea grandes desafíos, porque nos toca lograr, en el aquí y el ahora, tierras y seres humanos libres (como decía Ezequiel Zamora, una de las tres raíces de la Revolución Bolivariana), y ello significa interpelar la racionalidad moderna, su ciencia y su tecnología, para construir y aplicar alternativas distintas al modelo moderno/capitalista».
En este punto, Carlos Parra, activista militante por las tecnologías libres y liberadoras, detalla que lograr la soberanía de los pueblos pasa por la independencia en varias dimensiones (territorial, política, económica, cultural, científica, educativa, tecnológica, agroalimentaria…): «La conjunción de independencias permite el pleno ejercicio de la soberanía».
La necesaria ruptura con el pensamiento dominador
En lo que respecta al debate sobre los desafíos políticos y las implicaciones éticas de las «novedades» tecnológicas, entre ellas la inteligencia 4.0 y su promesa de «reseteo» del orden mundial, Carlos Parra insta a estar alertas, «porque, si todo el mundo se vuelca a esta gobernanza, solo porque es «lo nuevo», estaríamos retrocediendo en el camino hacia la independencia tecnológica». En este sentido, explica que la inteligencia artificial no es más que grandes cantidades de datos almacenados, que, con un proceso de minería, se seleccionan y se utilizan para el control de las subjetividades.
«La independencia, en cuanto a seguridad, la estaríamos perdiendo del todo, en el momento cuando los países dejen de estar en control de los datos de los pueblos, y aquellos sean manejados, en su totalidad, por las grandes corporaciones del capital. Por otro lado, plegarnos a esta política globalizada significaría otorgar validación al tipo de sistema social capitalista que busca ser ratificado como el molde a reproducir en el planeta, en el que el ser humano, desde una cultura esencialmente racista y explotadora (la cultura moderna/capitalista), solo valora a la naturaleza como una reserva de recursos o de materias primas; una manera de pensar que nos ha metido en las crisis de hoy. Estos son algunos de los desafíos políticos que debemos considerar, en este gran debate nacional por la transformación y la soberanía», concluye.